El pasado 12 de octubre se llevó a cabo el conversatorio con voces de tres perspectivas espirituales emergidas desde la diáspora. Si bien cada una de estas surgió en un contexto y momento histórico diferente, todas aportan herramientas útiles al contexto complejo que enfrentamos a la luz de las lacerantes desigualdades, los daños al planeta, las violencias estructurales y las cuestiones como el calentamiento global. Las tres perspectivas espirituales en cuestión fueron: el pensamiento de Ignacio Ellacuria (1930-1989), el pensamiento de Thich Nhat Hanh (1926-2022) y el cristianismo evangélico.
La primera propuesta de este panel, presentada por la Dra. María José Camacho, maestra de la Escuela de Educación y Humanidades (EHE) del Campus Monterrey, fue el pensamiento de Ignacio Ellacuría. La Dra. Camacho destacó que el pensamiento de Ellacuría confronta la filosofía con la teología y propone el conocimiento del contexto, el análisis y estudio de la historia como recurso para transformar la realidad. Ellacuría desarrolló su actividad como teólogo y escritor en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) de San Salvador, en los años 80, época especialmente violenta por la crisis política que desata el golpe de Estado.
Parte del pensamiento central de Ellacuría es que, para transformar la realidad, hay que conocerla; por ello, en sus trabajos destacó la injusticia social, la deshumanización del ser humano, los asesinatos masivos del momento en el que le tocó vivir. Para este pensador, Dios salva en la historia y se hace presente en ella, el pueblo crucificado es la continuación del siervo de Yahvé. Insta a resistir las dinámicas del mundo como el colonialismo y el heteropatriarcado. Además señala que es este sistema el que provoca el mal común y empuja al pecado colectivo, por tal razón se debe resistir a estas dinámicas ordenadoras del mundo. Su propuesta parte de la civilización de la pobreza para superar la civilización de la riqueza y encontrar un equilibrio en todos los ámbitos. La congruencia entre su pensamiento y su actividad intelectual como teólogo y filósofo y escritor es una muestra de la espiritualidad activa y comprometida.
La segunda propuesta espiritual fue expuesta por la Dra. Norma Barreiro, estudiosa de las enseñanzas espirituales del maestro Thich Nhat Hanh. La Dr. Barreiro destacó que el maestro Thich actualizó las enseñanzas del Buda original para abordar los problemas globales contemporáneos mientras vivió en el exilio por cuarenta años. En su participación, Barreiro subrayó los cinco entrenamientos de la plena conciencia como parte de los recursos útiles para enfrentar los desafíos globales:
- Práctica de la respiración consciente para desactivar estados mentales ausentes del presente y del cuerpo físico. Para aportar paz en el mundo, hay que tener paz en uno mismo.
- Reverencia por la vida, el reconocimiento del interser. No hay existencias aisladas y separadas, para enfrentar el sufrimiento es necesario el encuentro con el otro y la desactivación de la mente dualista.
- Habla amorosa y escucha profunda es parte del estar presente en el momento presente, e implica darse en generosidad al otro.
- No tener la mente obnubilada por el consumo de drogas o alcohol implica el cuidado de todo tipo de alimento, todo lo que se consume afecta al cuerpo físico y mental, por lo que debe ser cuidado.
La transformación individual es un paso necesario en el corazón del budismo, pero dicha transformación ha de realizarse dentro de una comunidad de práctica, la cual constituye el hilo conductor de la transformación y acción social comprometida con el sufrimiento de todos los seres sintientes que incluye todos los cuerpos y seres que habitan la Tierra.
Finalmente, el Dr. Joel Sierra Cavazos, profesor de la EHE en Campus Monterrey, desarrolló su reflexión para hablar de Dios a partir de tres negaciones: Dios no conocido, Dios no lejano y Dios no indiferente. El Dios no conocido insta a reconocer los prejuicios, fanatismos y construcciones mentales estáticas y fijas que impiden conocer a Dios. El Dios no lejano remite a la presencia cercana de Dios en todo momento. La especie humana es una especie en movimiento. El Dr. Sierra destacó que Dios comparte alegrías y tristezas de la vida, y dio lectura al pasaje bíblico de los Hechos, destacando, desde ahí, el papel del cristiano compasivo, capaz de sacrificarse y mantener una estrecha comunicación con Dios, el cual no es indiferente.
El Mtro. Alejandro Navarrete, director del boletín CONECTA, moderó el conversatorio planteando preguntas que llevaron a los expositores a desarrollar aún más las perspectivas expuestas. Finalmente, en respuesta a la última pregunta planteada por el moderador, ¿cuáles son los principales problemas actuales y cuáles son los recursos que estas espiritualidades traen a la mesa para enfrentarlos?, los participantes reconocieron lo siguiente:
- Para la Dra. Camacho, el daño al planeta —el cual no está separado de la colonialidad—, y la violencia hacia los cuerpos y poblaciones específicas manifiesta en los feminicidios, problemas propios del capitalismo, son los principales problemas que deben ser atendidos, y la congruencia, el estudio de la realidad y el pensamiento crítico son un medio para enfrentar ese contexto.
- Para la Dra. Barreiro, el resurgimiento de los fundamentalismos manifiestos en las redes sociales y el debate público son uno de los principales problemas que deben ser atendidos. La práctica de la atención plena ayuda a no apegarse al punto de vista y a tener apertura de mente.
- Para el Dr. Sierra, el amor al dinero y la reducción del ser humano a lo meramente físico han provocado una deshumanización que solo se puede combatir siendo una bendición o buena noticia en el mundo.
Los tres expositores, finalmente, reconocieron que nuestro papel es ayudar, sanar, reconciliar y no imponer una determinada manera de pensar o de habitar el mundo. La alternativa es, pues, ser buena notica, ser cuidado, ser ternura, ser pan, ser refugio y ser un espacio abierto para todos.